El mal tiempo reduce la celebración de la «Fira de Mallorca» a su
mínima expresión. Tras una mañana intempestiva, el alcalde de Inca,
Pere Rotger, decidió al mediodía suspender todos los actos al aire
libre previstos para la celebración del Dijous Bo. En el último
siglo, el Dijous Bo no fue jamás suspendido por el mal tiempo ni
siquiera aplazado.
La jornada previa al Dijous Bo, popularmente conocida como el
Dimecres Bo y caracterizada por ser el día en el que la ciudad se
prepara para la celebración del Dijous amaneció ayer en medio de un
ambiente de confusión. A primeras horas de la mañana, había
diversas carpas montadas y algunos comerciantes esperaban bajo la
intensa lluvia «instrucciones» del Ajuntament. «El Dijous Bo es
sagrado, su celebración nos supera y no es posible aplazarlo, por
tanto si en años pasados ha salido adelante con frío, lluvia y
granizo, este año lo hará con viento», mantenía de mañana el batle,
precisando que se habían tomado fuertes medidas de seguridad para
actuar rápido.
A su regreso de la reunión celebrada en Palma con el gabinete de
crisis, el concejal Policía, Joan Deus transmitió al alcalde la
preocupación del Ejecutivo y Rotger optó por «suspender todos los
actos cuya celebración estaba prevista al aire libre» y ordenar el
desmonte de todas las carpas que se habían instalando en la
ciudad.
Se prevé que de entre sus actos programados sobrevivan sólo la
muestra de productos de la asociación de comerciantes de Inca, en
el Mercat Cobert, exposiciones, la comida de autoridades y la III
Pasarela Inca Ciutat de la Pell.
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