Después el cadáver fue arrastrado hasta la cocina donde
finalmente sería descubierto. Las investigaciones que realizó la
Guardia Civil desde el momento en que fue hallado el cadáver fueron
muy laboriosas y desde el principio se centraron en el entorno de
la mujer. Así, pocos días después se había conseguido obtener
numerosos datos sobre el supuesto autor del hecho, un filipino de
nombre Santiago Felino, que había desaparecido del lugar de forma
repentina tras cometerse el hecho criminal. Este individuo al
parecer mantenía una relación amorosa con una de las empleadas del
hogar de la víctima, también de nacionalidad filipina, por lo que
se supone que conocía bien los hábitos y costumbres de la
fallecida.
También los investigadores sospecharon desde un principio que el
móvil del crimen había sido el robo. Parece ser que Irmelda Regina
el día de autos había sacado una importante cantidad de dinero de
un banco. Tanto el bolso como las llaves de la casa no aparecieron
y, casi sin duda, fueron sustraídos. En el transcurso de las
investigaciones fueron detenidos un hombre y una mujer también de
origen filipino, amigos del sospechoso, si bien poco después fueron
puestos en libertad por falta de pruebas.
También ocurrió otro hecho un tanto extraño, ya que en ese
tiempo «alguien» rompió los precintos de las puertas de acceso a la
vivienda con ánimo de apoderarse de objetos valiosos allí
existentes. Concretamente a la víctima se la suponía poseedora de
varios lotes de joyas que tenía guardadas en una caja fuerte y cuyo
valor ascendía a más de 40 millones de pesetas. La mansión,
valorada en unos cientos de millones, actualmente deshabitada, al
parecer ha sido heredada por un antiguo novio de la víctima, que la
ha puesto en venta. El caso, un año después, está policialmente
resuelto; no obstante, falta lo más importante: detener al autor
material del crimen, que se oculta en Filipinas.
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