La juez que instruye la causa por el crimen de Wilson, ocurrido el
pasado 27 de enero en el Maremagnum, decretó ayer la prisión sin
fianza de James, que por la tarde ingresó en la cárcel Modelo de
Barcelona y que el jueves se entregó procedente de Nueva York, su
ciudad natal, tras quince días de fuga. Inicialmente, el portero ha
sido acusado de un delito de homicidio en grado de «dolo eventual»,
ya que tuvo la intención de causar un mal menor del que finalmente
provocó. De todos modos, según fuentes judiciales, era consciente
de que podía causar la muerte del joven ecuatoriano, conducta que
puede recibir un castigo de 10 años de cárcel.
Por su parte, los otros tres acusados, los vigilantes del
Maremagnum David G.A. y Antonio Fernando Q. y el portero del Mojito
Mariano R.P., que han sido puestos en libertad tras pagar una
fianza de un millón, han sido acusados, inicialmente, de un delito
de omisión de perseguir o impedir delitos, castigado con penas de
hasta 2 años. Según su declaración, James A., que en la actualidad
reside en Cornellà (Barcelona), ha negado ante la juez haber
golpeado a la víctima y ha justificado haber llevado hasta el
puente del que se arrojó al agua a Wilson Pacheco porque «le
estaban dando entre dos o tres y no me gusta que las cosas se hagan
así». Según la versión de este portero, la pelea entre los
vigilantes y el grupo de ecuatorianos, en el que iba Pacheco, se
inició porque los porteros del Caipirinha impidieron la entrada al
local a dos de ellos porque «iban bastante bebidos».
En esa pelea, según este portero, intervino otro de los
acusados, David G.A., aunque la propia juez y los vídeos han
aclarado que se limitó a mirar lo sucedido. Al respecto, la abogada
de David G., Sandra Puig, ha dicho que «resulta patético» que James
Anglada pretenda inculpar a su cliente y ha añadido que fue el
propio portero del Caipirinha quien «propinó la mayoría de los
golpes». James Anglada ha asegurado también que no sabe si la
víctima iba bebida, aunque la autopsia le detectó un elevado grado
de alcoholemia. También ha justificado la actuación de los
vigilantes y porteros en este caso porque el pasado 31 de diciembre
por la noche «tuvimos en el local una experiencia con botellas» en
la que, según ha dicho, resultó lesionado.
Según un informe de la Policía portuaria, Anglada se refería a
un enfrentamiento que hubo en Nochevieja entre porteros del
Caipirinha y grupos de magrebíes en él que los vigilantes se
emplearon con «excesiva agresividad». El portero del Caipirinha ha
declarado también ante la juez que, tras lanzar al agua a Wilson de
un empujón, otro de los vigilantes, Mariano R.P., comentó «sabe
nadar, va nadando para afuera». James A. ha asegurado que Wilson
«no tenía ningún signo de estar conmocionado por los golpes. Al
contrario - ha agregado me insultó y me dijo: te vamos a matar hijo
de puta, sé por donde te mueves».
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