Cuando se cumplen dos meses escasos desde que se clausuró la
central eléctrica de Sant Joan de Déu ya se han sucedido los
episodios de actos vandálicos que muchos vecinos temían que
llegarían con el cierre de las instalaciones.
La semana pasada pandillas juveniles se dedicaron, de noche, a
lanzar piedras y otros objetos contra las ventanas de uno de los
laterales de la central, por lo que a la mañana siguiente un gran
número de los cristales aparecieron fracturados. Los residentes
denuncian que estas hechos «deterioran la imagen de la zona».
La central debe ser desmantelada en un plazo de tiempo no
especificado, lo que aumenta los temores vecinales de que entre en
una fase de gran deterioro, por la acción de los vándalos y el
estado de abandono en la que se encuentra. Sobre la autoría de los
hechos, no se descarta que se trate de los mismos que de manera
continua entran a robar en las instalaciones del campo del
Collerense.
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