Tras tres maratonianas jornadas de juicio, la impresión general
en que no queda clara la estructura jerárquica del grupo, quién
secuestró a la farmacéutica, si se pagó rescate, la relación de
Joan Casals y Xavier Bassa con el resto de la banda y los motivos
por los que se prolongó 492 días el secuestro de la farmaceútica de
Olot.
Los supuestos ideólogos del secuestro, Xavier Bassa y Joan
Casals, declararon ante el tribunal que si alguna vez hablaron de
cometer un secuestro, en presencia de su delator, Francisco
Evangelista, fue durante «una noche de copas» y fue producto de
«bromas y fantasías», procurando que se diera la impresión de que
estaban comentando 'una broma', más que de planificar un delito en
toda regla.
Los supuestos cabecillas de la banda, el policía local de Olot
Antoni Guirado y el ex guarda forestal Ramon Ullastre, se negaron a
declarar a las preguntas de las acusaciones, se retractaron de
parte de sus confesiones, aunque no negaron de forma explícita
participar en los hechos, minimizándolos, y denunciaron «coacciones
y presiones» policiales y «pactos incumplidos» de la fiscalía,
dejando entrever que se les habían efectuado promesas sobre
reducciones de sus penas si contaban la verdad del caso.
Ello valió a Ullastre la advertencia de que puede ser acusado de
falso testimonio por decir que la Fiscalía le «engañó» cuando
confesó al prometerle, supuestamente, un trato de favor judicial.
Casals y Bassa también habían denunciado «presiones» policiales
mientras que la esposa de Ullastre, Montserrat Teixidor, negó
conocer que la farmacéutica estuvo en el sótano de su casa 492 días
y dijo que si declaró contra su marido fue porque la «coaccionaron»
con quitarle a su hija y enviarla a un centro de menores.
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