Unas dos mil personas acudieron ayer al sepelio en memoria de los
dos niños de cuatro y seis años y de su tío, un joven minusválido,
que murieron el sábado en el incendio de una vivienda de
Vélez-Málaga. Unas 500 personas llenaron la iglesia de San Antonio
de Padua en la que se ofició el funeral por los hermanos Iván y
Alejandro Díaz Ortega y su tío, Amancio Ortega Medina, de 22
años.
Otras 1.500 personas permanecieron en las inmediaciones del
templo y tras finalizar el acto se desplazaron al cementerio
municipal Nuestra Señora de la Cabeza, donde fueron enterradas las
víctimas del incendio.
Algunos vecinos reclamaron, en declaraciones a Efe, que el
servicio contra-incendios esté dotado de bomberos profesionales y
cuente con más personal, mientras el concejal de Seguridad de
Vélez, Antonio López, mantuvo que los bomberos cumplieron su
cometido y los camiones de este servicio que llegaron a primera
hora al inmueble siniestrado llevaban agua suficiente.
El entierro se realizó ayer a petición de la familia.
Purificación Barrera, la anciana de 83 años que sufrió quemaduras
en el diez por ciento de su cuerpo y es tía-abuela de los pequeños
fallecidos, continuaba ayer grave con ventilación mecánica
ingresada en la Unidad de Cuidados Intensivos del Hospital Regional
Carlos Haya de Málaga.
Antonio Herrera, un policía local de 43 años que actúa
habitualmente de bombero y trabajó en el incendio, fue dado de alta
anoche.
Un total de siete personas resultaron heridas en este siniestro,
entre ellos tres compañeros de Antonio Herrera, intoxicados por el
humo y otras tres fueron atendidas de crisis nerviosas. El cadáver
del joven inválido fue sacado del inmueble por su padre, Antonio
Ortega, otro policía que también actuaba de bombero y que resultó
intoxicado.
El Ayuntamiento de Vélez-Málaga acordó declarar desde ayer tres
días de luto oficial en el municipio y apagar el alumbrado público
de Navidad.
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