TW
0

J.JIMÉNEZ
«Todo ocurrió tan rápido que la verdad es que no me acuerdo muy bien. Sé que el camión volcó en mi lado y tres de mis compañeros me cayeron encima». Magdalena Rigo, una de las dos mujeres-bombero que trabajan en Palma, es uno de los tres funcionarios que ayer por la tarde permanecían hospitalizados, con pronóstico grave aunque fuera de peligro.

La joven, sin embargo, tuvo ánimos para conversar con este periódico, aunque reconoció que «todavía no sé cuántos puntos me han puesto en la cabeza». Los médicos también le han detectado que tiene la clavícula fracturada y su recuperación no será inmediata.

La bombera recordó que a primera hora de la mañana fueron requeridos para sofocar un incendio en una caseta de la Plaça Major de Palma. El camión, con seis ocupantes, salió a toda velocidad, ya que había que evitar que las llamas afectaran a otros puestos de venta, y de improviso «chocamos con aquella furgoneta blanca». Luego, según relató Magdalena, todo fue cuestión de segundos, aunque a los bomberos del camión les parecieron eternos: «Tengo una idea de lo que pasó, pero no me acuerdo de todo con claridad. No llegué a perder el sentido, pero quedé atrapada en el camión y debajo de tres de mis compañeros», contó. Junto a Magdalena, aunque en otras habitaciones de la clínica Rotger, también siguen ingresados el cabo Xisco López, al que le han colocado un collarín en el cuello por problemas con las cervicales, y el chófer del camión, Matías Alorda, al que también le han aplicado un collarín y recibe suero para alimentarse. Fuentes médicas informaron ayer que los tres funcionarios evolucionan de forma favorable y que podrán recibir el alta en breve.