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Los médicos forenses de Palma continúan indignados por los graves problemas que están sufriendo como consecuencia de las obras que se están realizando en el sótano del edificio de Vía Alemania para construir el nuevo juzgado de guardia, de cara a la puesta en marcha de la ley de los juicios rápidos, que entrará en vigor a finales del mes de abril. La clínica forense se encuentra situada justo enfrente del lugar donde se están construyendo unos calabozos. Como es normal, los obreros, al tirar al suelo algunos tabiques y por el trabajo propio que conlleva la construcción, provocan suciedad.

Precisamente gran parte de esta suciedad, traducida en polvo, ha penetrado en la clínica forense. A principios de esta semana el pasillo del juzgado estaba invadido por una espesa nube de polvo y allí se veían obligados a permanecer sentados los pacientes que aguardaban que les visitara el médico forense. El propio director de la clínica se quejó al juez decano de esta situación y la única medida que se adoptó fue cubrir la puerta del pasillo con un plástico y trasladar la entrada a la clínica por la puerta que da acceso desde el patio del edificio judicial.

Sin embargo, esta medida no ha satisfecho a ninguno de los médicos forenses. Estos días han sido varios los forenses del juzgado que han amenazado con cerrar la clínica forense porque entienden que la zona no cuenta con las mínimas medidas higiénicas, sobre todo cuandos se trata de un centro médica. Los forenses han exigido que se limpie con más insistencia las dependencias. Sin embargo, parece ser que el empleado que se ocupa de la limpieza no es consciente de esta situación y la clínica continuaba ayer repleta de polvo.

El suelo estaba muy sucio y el polvo ha cubierto los muebles, libros e incluso el material médico de varios de los despachos de los forenses. Una muestra de ello es que hay varias camillas que están cubiertas de polvo y los médicos no se atreven a que los pacientes se tumben sobre ellas para poder someterlas a una revisión.