El acusado se abrazó a su madre tras conocer el veredicto. Foto: JFM

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El jurado popular emitió ayer tarde un veredicto de culpabilidad contra Alberto López, el joven que mató a su novia, Sandra González, el pasado año en un domicilio de Cala Gamba. Al acusado se le considera autor de un delito de asesinato, y no de homicidio como planteaba la defensa, y no se ha aceptado ninguna de las atenuantes que se plantearon, como el arrebato o la drogadicción. El portavoz del jurado popular explicó que, si bien se reconoce la condición de politoxicómano de Alberto López, no se ha demostrado que en el momento de asesinar a su novia, que murió estrangulada por la funda de una almohada y golpeada con una maza de albañil en la cabeza, se encontrara en aquellos momentos bajo los efectos de las sustancias estupefacientes. Tampoco se reconoce que perdiera el control al no hacerle caso su novia cuando le anunció su intención de suicidarse, y sólo se acepta la atenuante de confesión, ya que reconoció de inmediato que fue él quien había matado a la víctima.

Una vez conocido el veredicto el magistrado disolvió el jurado, que ha tardado un día en resolver el caso, y dio la palabra a las acusaciones para que plantearan la pena de prisión que solicitan. Así, tanto la fiscal Rosa Cosmeli, como el abogado José Miguel Sintes, que ejerce la acusación particular en nombre de los padres de la víctima, como la letrada Francisca Arrom, como acusación popular en nombre del Lobby de Dones, reclamaron al juez una condena de 20 años de prisión. Las acusaciones piden esta elevada pena por el delito de asesinato con la agravante de parentesco, puesto que la víctima era la pareja sentimental del acusado. El abogado defensor Eduardo Valdivia, que anunció un recurso contra la decisión del jurado, solicitó al juez que la pena se limite a los quince años de prisión.

Alberto López, que se mostró muy tranquilo cuando escuchó el veredicto, reconoció el lunes que había matado a Sandra porque le anunció su intención de suicidarse después de sentir remordimientos por haber robado dinero a sus padres, y que ella no sólo no le hizo caso, sino que incluso se rió de él. El joven, que había abandonado un programa de rehabilitación para drogadictos para seguir su relación con Sandra, reconoció que descargó toda su ira contra la mujer y que cuando se dio cuenta que estaba muerta intentó suicidarse, aunque sin éxito.