Lo que en un principio debía ser una excursión idílica se
convirtió, el sábado por la tarde, en una pesadilla para un
matrimonio palmesano que pasó toda la noche a la interperie en el
Torrent de Mortix, en Escorca, sin comida ni agua, con las ropas
mojadas y ateridos de frío. Sólo el eficiente despliegue del grupo
de montaña de la Guardia Civil y de los bomberos ha permitido que
Julio Lago y su esposa, Isabel Oliver, puedan ahora contarlo: «No
nos matamos de milagro».
Los dos excursionistas, él de 70 años y ella de 59, se
desplazaron a Mortitx el sábado por la mañana, en compañía de unos
amigos. Los compañeros decidieron adentrarse en el camino que
conduce a sa Cova de ses Bruixes pero Julio e Isabel, alarmados por
la dureza del itinerario, tomaron su propia dirección. A partir de
ese momento fue cuando empezaron los problemas. El marino de guerra
jubilado y su mujer se desorientaron y acabaron completamente
perdidos, a merced de la noche que ya caía y en un paraje que
desconocían casi por completo. A las 20.00 horas la pareja que los
había acompañado en el tramo inicial acudió al punto donde debían
encontrarse y tras comprobar que no había indicios de los dos
amigos dio la voz de alarma.
Los expertos en montaña de los parques de bomberos de Pollença,
Inca y Sóller se pusieron de inmediato en marcha, al igual que sus
colegas del GREIM (Grupo de Rescate e Intervención en Montaña) y
con la ayuda de linternas y focos 'peinaron' amplias zonas, algunas
de ellas de gran dificultad por lo abrupto del terreno. Poco
después de la medianoche uno de los destellos fue advertido por el
marino de guerra y pasados unos minutos Julio e Isabel ya estaban
en buenas manos, a salvo. «Lo pasamos tan mal que estoy seguro de
una cosa: no volveremos al Torrent de Mortitx. Y eso que hemos
hecho muchas excursiones y no somos novatos», aclaró ayer la mujer
desde su casa de Palma.
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