En una pared y bajo unas baldosas la policía ha encontrado «indicios». Foto: ALEJANDRO SEPÚLVEDA

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JAVIER JIMÉNEZ-PEP MATAS
El piso de la calle Aragón donde Ana Eva Guasch pudo ser asesinada ha ofrecido, un año y medio después, «datos reveladores» a los expertos del Cuerpo Nacional de Policía que el viernes lo sometieron a un exhaustivo registro.

El segundo piso está ubicado en el número 79 de esa concurrida avenida palmesana. Se trata de una construcción antigua, levantada en los años cincuenta, y que Ana Eva alquiló el año 2000 por un módico precio. Por entonces la maestra todavía estaba unida sentimentalmente a su novio «de toda la vida», del que los vecinos guardan un grato recuerdo. Luego, la filóloga rompió la relación, pero siguió viviendo sola en aquel inmueble donde entró por última vez una madrugada del 21 de octubre de 2001. Cuando salió, posiblemente ya lo hizo muerta. Ayer, Ultima Hora visitó por primera vez aquel domicilio que puede esconder las claves de un caso que ha movilizado a la sociedad mallorquina, y que de seguir en esta línea podría esclarecerse en las próximas semanas o meses.

El piso permaneció cerrado medio año y en abril, aproximadamente, dos hombres lo alquilaron de nuevo. Los amigos de la profesora estaban dispuestos a seguir pagando la renta mensual con tal de que se quedara como ella lo dejó, sobre todo por si aparecían pruebas. Sin embargo, la policía autorizó la operación y desde entonces el segundo piso está de nuevo ocupado. El viernes por la tarde, a las 16.00 horas, ocho agentes «especiales» se presentaron en el inmueble y, provistos de cámaras y aparatos con la más avanzada tecnología, iniciaron un registro que se prolongó durante tres horas.

Sobre el suelo y las paredes arrojaron un líquido blanquecino y luego, con disparos de «flash», buscaron restos de sangre, pelos o indicios orgánicos. El inmueble tiene unos 100 metros cuadrados, pero mal distribuidos, lo que le confiere un aspecto más agobiante. En un angosto pasillo que conduce al comedor los agentes encontraron cuatro «arañazos» por encima del rodapié, que fueron analizados de forma meticulosa.