La única ocupante del turismo falleció al instante. Foto: MARÍA PUIGRÓS/ALEJANDRO SEPÚLVEDA

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El autocar conducido por el chófer mallorquín Antoni Munar recogió, por la mañana, a 41 turistas británicos en el aeropuerto de Son Sant Joan y luego se dirigió hacia un hotel de Pollença, donde debían de disfrutar de una semana de vacaciones.

A las 11.00 horas, aproximadamente, el autocar de la empresa Comas atravesó la ciudad de Inca y enfiló la recta hacia la carretera de Alcúdia, enfrente del parque de bomberos y del instituto. Justo en ese momento el conductor advirtió que un Seat Fura salía de un vivero y trataba de incorporarse a la vía principal, aunque pensó que se detendría a tiempo. Sin embargo, el turismo continuó con la maniobra y Antoni Munar accionó el claxon para alertarle. Antes de producirse el brutal impacto el hombre frenó desesperadamente y tampoco de esta manera pudo evitar la embestida faltal, que dejó destrozado al pequeño automóvil y reventó la luna delantera del autocar. La única ocupante del coche, Catalina Ramis, falleció casi al instante y su cuerpo inerte quedó atrapado entre el amasijo de hierros, en medio de la calzada. Los minutos siguientes fueron de confusión y caos, con la carretera completamente bloqueada, dos turistas heridos y el resto en estado de conmoción.

Los bomberos acudieron raudos por su proximidad al tramo del siniestro y extrajeron el cadáver de la señora. Los servicios sanitarios también se movilizaron para atender a los heridos, que en un primer momento se pensó que serían más, y trasladaron a dos turistas -una mujer y un varón de unos 50 años- hasta el Hospital de Muro.