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JAVIER JIMÉNEZ-PEP MATAS
«De joven, cuando entré en la Guardia Civil, estaba dispuesto a dar mi vida por el Cuerpo; ahora me la han destrozado ellos». Vicente Salvador Perelló, el guardia civil de Sóller que ha sido condenado por un tribunal militar a cumplir nueve meses de cárcel por no acudir al trabajo al encontrarse enfermo, rompió ayer su silencio y explicó a Ultima Hora que «sólo quiero que esta pesadilla acabe cuanto antes: estoy de baja por depresión y es una angustia insoportable aguantar todo este proceso».

Vicente tiene 25 años y a los 17 ingresó en el Colegio de Valdemoro con la ilusión de convertirse en poco tiempo en guardia civil. Su hermano es sargento y su padre también pertenece a la institución, por lo que el joven cumplía un sueño ingresando en la Benemérita. «Ahora, después de cuatro años de sufrimientos, pienso de manera muy distinta. Me es difícil entender por qué mucha gente que ha cometido delitos diversos, como robos, atracos o malos tratos, queda en libertad sin problemas y yo, que no soy un delincuente y el único delito que he cometido es el de haber estado enfermo, tengo que pasar nueve meses en una cárcel».

Los hechos por los que el joven solleric ha sido condenado se remontan al mes de febrero de 1999, cuando estaba destinado en el cuartel de Intxaurrondo (San Sebastián). Una bronquitis aguda provocó que pasara varios días enfermo y sin acudir al trabajo, pero el día 26 de ese mes el médico de su Comandancia le entregó el alta. En los dos días sucesivos le fueron asignados servicios de seguridad, con arma larga, corta y chaleco antibalas, pero el guardia llamó por teléfono y dijo que no podía cumplir los servicios porque se encontraba enfermo.

El 1 de marzo acudió al Servicio de Sanidad de su acuartelamiento y entregó un parte de baja que indicaba que se encontraba indispuesto desde los días citados. A partir de ese momento se abrió un proceso judicial contra el funcionario y el 2 de abril de 2001 el Tribunal Militar Territorial Cuarto condenó a Vicente Salvador a nueve meses de prisión en Alcalá de Henares por un delito de desobediencia. Los abogados del mallorquín han recurrido, pero la apelación también ha sido denegada y ahora sólo un milagro en forma de indulto puede salvarle de la cárcel.