Vicente tiene 25 años y a los 17 ingresó en el Colegio de
Valdemoro con la ilusión de convertirse en poco tiempo en guardia
civil. Su hermano es sargento y su padre también pertenece a la
institución, por lo que el joven cumplía un sueño ingresando en la
Benemérita. «Ahora, después de cuatro años de sufrimientos, pienso
de manera muy distinta. Me es difícil entender por qué mucha gente
que ha cometido delitos diversos, como robos, atracos o malos
tratos, queda en libertad sin problemas y yo, que no soy un
delincuente y el único delito que he cometido es el de haber estado
enfermo, tengo que pasar nueve meses en una cárcel».
Los hechos por los que el joven solleric ha sido condenado se
remontan al mes de febrero de 1999, cuando estaba destinado en el
cuartel de Intxaurrondo (San Sebastián). Una bronquitis aguda
provocó que pasara varios días enfermo y sin acudir al trabajo,
pero el día 26 de ese mes el médico de su Comandancia le entregó el
alta. En los dos días sucesivos le fueron asignados servicios de
seguridad, con arma larga, corta y chaleco antibalas, pero el
guardia llamó por teléfono y dijo que no podía cumplir los
servicios porque se encontraba enfermo.
El 1 de marzo acudió al Servicio de Sanidad de su
acuartelamiento y entregó un parte de baja que indicaba que se
encontraba indispuesto desde los días citados. A partir de ese
momento se abrió un proceso judicial contra el funcionario y el 2
de abril de 2001 el Tribunal Militar Territorial Cuarto condenó a
Vicente Salvador a nueve meses de prisión en Alcalá de Henares por
un delito de desobediencia. Los abogados del mallorquín han
recurrido, pero la apelación también ha sido denegada y ahora sólo
un milagro en forma de indulto puede salvarle de la cárcel.
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