Un testimonio de excepción de lo ocurrido en Cala Figuera es Andreu
Danús que vive en el mismo puerto. Este hombre, marinero de toda la
vida, explica que «nunca había visto nada igual, estaba mirando el
fútbol y he escuchado un ruido de cables rompiéndose, cuando me
asomé vi un caos de barcas chocando, fue increíble e imprevisible
porque el tiempo estaba bien.
En principio, la peor parte de esta «rissaga» de la comarca del
Llevant y Migjorn se la llevó la zona de Cala Figuera, en Santanyí,
donde, una vez valorados los daños se entregará el expediente a
Delegación de Gobierno para que la zona sea declarada
«catastrófica». Cala Figuera es uno de los puertos de la zona donde
abundan las barcas de bou. Nada más llegar la onda, los amarres de
tres de estas embarcaciones de grandes dimensiones se rompieron y
arrasaron con todas naves y botes que encontraron a su paso. Los
daños en estas pequeñas embarcaciones son cuantiosos aunque las
barcas de bou también sufrieron percances menos evidentes en el
casco pero sí importantes en los interiores. Con todo, los más
afectados son los pescadores profesionales puesto que algunos no
saben cuándo podrán volver a salir a pescar.
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