El semblante del coronel Cristòfol Santandreu reflejaba ayer, al
mediodía, 24 horas muy intensas en su vida. El máximo responsable
de la Guardia Civil de Palma, que conocía personalmente al
comandante asesinado y al presunto homicida, contó que fue él quién
tuvo que dar la fatídica noticia al hermano de la víctima, que
presta servicio en el acuartelamiento del polígono de Levante, y
definió a Turrión como «un guardia civil con mayúsculas».
Santandreu, en una comparecencia ante la prensa acompañado de
Miquel Ramis, delegado del Gobierno, relató que el «lamentable
suceso» del martes «se vivió de bastante cerca en esta Comandancia
al conocer a casi todas las personas que se han visto implicadas en
él». Preguntado por su relación con Antonio Peñafiel, el presunto
homicida, Santandreu dijo conocerlo sólo de haberlo saludado alguna
vez, por lo que afirmó no tener información suficiente para valorar
su comportamiento. En cualquier caso, aseguró que medidas como la
retirada de armas son las que se adoptan «rutinariamente» en los
cuarteles de toda España cuando se produce algún caso de bajo
psíquica entre cualquier componente de la Benemérita.
Tras afirmar que la muerte de Turrión «nos ha dejado a todos
tristes» pero que quizá las más afectadas «son la madre y la mujer»
del comandante muerto, Santandreu declaró que en principio no está
previsto organizar un funeral en Mallorca, si bien dejó este
aspecto en manos de la familia.
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