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D.MARQUES
No recuerda nada. Desde que anteayer abrió nuevamente los ojos y reconoció al lado de su cama a su madre y a su hermano mayor. Bartomeu Bennàssar Verger, natural de Mallorca, vive fastidiado por los meses de convalecencia que todavía le esperan, pero se siente contento por haber salvado la vida tras un grave accidente. Sobre las nueve de la noche del pasado martes, día de Sant Joan, un caballo que corría s'Ensortila lo arrolló en es Pla y, a decir de sus amigos, lo levantó por el aire hasta hacerle caer desplomado al suelo.

Su estado de inconsciencia y la abundante sangre que brotaba de su cabeza hicieron temer lo peor. Fue trasladado de urgencia al hospital Verge del Toro de Maó. El TAC practicado confirmó que el joven mallorquín no padecía lesiones neurológicas de importancia y que, por tanto, salvaría la vida. No obstante, hasta que el muchacho de Montuïri no recuperó la conciencia y no transcurrieron las 24 horas de rigor, los médicos no cantaron victoria. Fue entonces cuando salió de la UCI y fue trasladado a la unidad de traumatología porque sufrió una fractura de tibia.

«Estaba divirtiéndome con mis amigos. Veíamos el paso de los jinetes muy bien, desde muy cerca, cuando, de repente, creo que me despisté y un caballo me arrolló. Pero no recuerdo nada más», señalaba ayer Bartomeu. Era su primer Sant Joan, pero no considera que su actuación imprudente se debiera a un desconocimiento de las fiestas.