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Antonio Ayala Guerrero, propietario de una frutería de Muro, que fue detenido en la denominada operación «Tutti Frutti», fue condenado ayer a tres años y seis meses de prisión por su relación con un alijo de casi 300 kilos de hachís, intervenidos el pasado verano en el puerto de Palma. El acusado fue juzgado ayer por el tribunal de la Sección Primera de la Audiencia de Palma. El banquillo de los acusados fue ocupado por ocho personas, que fueron detenidas por la policía durante el desarrollo de esta investigación. El juicio no fue más que un puro trámite, puesto que los abogados defensores alcanzaron un acuerdo con el fiscal. El principal acusado aceptó la pena de tres años y seis meses de cárcel. Cada uno de los otros acusados serán condenados a un año y medio de prisión.

En el mes de junio del pasado año Antonio Ayala viajó a Murcia. Allí alquiló un camión, con el que viajó hasta la ciudad de Granada. Una vez allí, según ha confesado el acusado, cargó el vehículo de cajas de melones y de naranjas. Entre la carga de fruta escondió diez paquetes de hachís, que en total pesaban casi 300 kilos de peso. Esta droga, que iba a ser distribuida por Mallorca, fue valorada en 440 mil euros.

El camionero, según refleja el escrito de acusación, se dirigió hacia un puerto, en concreto el de Denia. Desde allí embarcó el camión en un buque y se desplazó a Mallorca. Al llegar al puerto de Palma fue detenido por la policía. Cuando se abrió el camión se comprobó que, pese a que se trataba de una carga de fruta, el vehículo no contaba con ningún sistema de refrigeración. Toda la fruta estaba ya podrida, pero el olor podía despistar a los perros que detectan la droga en los vehículos que llegan al puerto.