El fiscal y los letrados que intervienen en el juicio contra la
mujer acusada de asesinar al cabo de la Guardia Civil pusieron
anoche las cosas muy difíciles al jurado que debe determinar si la
acusada es culpable o inocente. El juicio quedó anoche visto para
sentencia.
Ayer tarde los forenses declararon por segunda vez y explicaron
que, basándose sólo en pruebas científicas, podían calcular que la
víctima había muerto unas 36 horas antes de las 17.30 horas del
domingo día 9 de febrero de 2002, hora que no situaría a la acusada
en el lugar del crimen.
Sin embargo, tanto el fiscal Pedro Horrach como el abogado
Carlos Portalo, en nombre de la familia, mantuvieron la acusación
contra la mujer sueca y afirmaron que ha mentido y que ella fue
quien mató a su marido. El fiscal recordó al jurado que no siempre
cuando se produce un crimen existe un testigo o una prueba directa.
Sin embargo, en este caso «existen muchas circunstancias que
colocan a Titti Lilian Irene Gyllenas como la única persona que
pudo matar a la víctima», Francisco Orejana.
La acusación reforzó la versión de los guardias civiles que
afirmaron que la mujer, cuando se registraba su casa, confesó el
crimen, circunstancia que ella ha negado después y, además, esta
confesión no aparece reflejada en ningún documento. Por su parte,
el abogado de la acusación particular calificó a la acusada de
«mentirosa patológica» y sostuvo que mató a su marido al frustrarse
su deseo de que «no quería volver con ella».
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