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«Si me hubiese puesto nervioso estaría muerto, pero puedo decir que he resucitado y no sé si es una señal o qué pasa, pero en menos de un año he tenido dos accidentes de tráfico y ahora éste». Gerardo Pons, de 62 años, fue el único de los marineros que resultó herido en la colisión. Tiene varias heridas en las piernas, presentaba síntomas de hipotermia cuando fue rescatado y quedó hospitalizado ya que tragó bastante agua y se le tuvo que administrar oxígeno. El marinero explicó ayer que trabajaba en el «'Illa del Sol' desde hace 15 años, casi desde que comenzó a faenar».

«Había mala mar, el barco nuestro se levantó y el velero nos debió enganchar por debajo». Gerardo estaba en la parte delantera del barco cuando fueron embestidos por el velero. «Nos dimos cuenta de que no podía ser un golpe de mar, cuando vi lo que pasaba me puse un chaleco de aviador y subí a la parte de arriba del barco, mis tres compañeros saltaron a la balsa salvavidas porque se hundía el pesquero y cuando yo iba a hacerlo un golpe de mar escoró el barco», explicó.

«Entonces, -añadió-, me caí y me fui hacia la popa, no me pude levantar porque ya solo quedaba la proa fuera del agua y me estaba hundiendo». Esos momentos fueron decisivos y explica que «si me hubiese puesto nervioso estaría muerto. Estaba atrapado por las piernas por varias cuerdas que me han causado las heridas y me iba para abajo, pero el chaleco, que es uno que yo tenía de un avión y se hincha, me estiraba hacia arriba. Me puse tranquilo, tragué un poco de agua y me solté un par de cuerdas, tragué un poco más de agua y logré soltarme del todo y salí disparado hacia arriba, no sé cuántos metros pude haber bajado», relató.