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Absuelta de asesinato. Así lo anunció anoche el portavoz del tribunal popular que ha juzgado el caso de Titti Lilian Irene Gyllenas, la mujer sueca que fue acusada del asesinato de su ex marido, el cabo de la Guardia Civil Francisco Orejana, que apareció muerto en su domicilio de Palmanova en el mes de febrero del pasado año. La acusada no pudo aguantar la tensión vivida durante estos últimos días, en los que se ha celebrado el juicio, y rompió a llorar cuando la portavoz del jurado anunciaba que no había quedado demostrada su participación en el asesinato. La juez Margarita Beltrán le indicó a la mujer sueca que abandonara el banquillo de los acusados. Titti Lilian Irene Gyllenas se abrazó a una amiga suya que estuvo presente en la lectura del veredicto. Después se abrazó a su abogado defensor, Fernando Mateas.

La mujer ha permanecido durante 20 meses en la prisión de Palma. Fue detenida diez días después de que apareciera el cadáver de su ex marido. La decisión del jurado no fue, en realidad, una sorpresa. Las pruebas que aportó la acusación, basadas en la investigación que realizó la Guardia Civil, eran muy débiles. No se ha podido demostrar la hora exacta de la muerte y, aunque había indicios que situaban a la acusada en el escenario del crimen, las pruebas no han sido suficientes para declararla culpable de un delito, por el que podría haber cumplido 20 años de prisión. La Guardia Civil no encontró huellas ni sangre de la mujer en el lugar del crimen. Tampoco se hallaron restos de sangre de la víctima en el domicilio de la mujer, ni en ninguna de sus prendas. Los investigadores sostuvieron que, mientras se practicaba el registro, ella se derrumbó y confesó el crimen. Sin embargo, el jurado cree que esta confesión no ha quedado demostrada y por tanto alcanzó, por una votación de siete a dos, un veredicto de inocencia.

Sobre las diez de la noche de ayer la mujer fue conducido por última vez a la prisión de Palma. Allí recogió todas sus pertenencias y abandonó el centro penitenciario minutos después. Ahora ya disfruta de la libertad que se le ha privado durante casi dos años.