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El vendaval obligó a cerrar los puertos comerciales de Balears hasta las 17.45 horas de ayer, según explicó la Autoritat Portuària de Balears. En primer lugar, a las 9.45 horas, se cerraron los puertos de la Savina, en Formentera, y el de y Eivissa. La intensidad máxima del viento que se registró en ambos lugares fue de 74 kilómetros por hora. El barco «Bahía de Málaga», que tenía prevista su salida de Eivissa hacia Denia a las 11.00 horas, no pudo salir y se canceló el tráfico con el puerto de la Savina y la llegada del «Al Sabini» y del «Millenium 2», procedentes de Palma. A las 13.55 horas se tuvo que cerrar el puerto de Maó, donde se registraron rachas de viento de 38 kilómetros por hora.

El puerto de Palma se cerró a las 11.00 horas. De este modo, el crucero «Costa Romántica», tuvo que desviar su rumbo hacia Barcelona; el «Murillo» canceló su salida prevista a las 12.00 horas hacia Valencia; y el «Sorolla» suspendió su salida, fijada a las 13.00 horas hacia Barcelona. Los rápidos «Al Sabini» y «Millenium 2», ambos con destino a Eivissa, tenían que partir a las 8.00 horas pero no lo hicieron por el mal estado de la mar.

La estación marítima de Alcúdia quedó cerrada a las 12.30 horas y el «Nura Nova» de la naviera Iscomar tuvo que cambiar su puerto de destino, Maó en lugar de Ciutadella. A partir de las 17.45 horas se empezaron a abrir los puertos.

El temporal no sólo provocó el cierre de los puertos, sino también el de un gran número de bares, restaurantes y comercios de la primera línea, de s'Arenal a Peguera.

Las olas se tragaron parte de la Platja de Palma, cala Estància, can Pere Antoni, Portals y Peguera, entre otras. La primera línea de Es Molinar quedó parcialmente inundada. En es Portixol, el fuerte oleaje destruyó un pantalán y provocó daños en decenas de embarcaciones. El 112 no paró de recibir llamadas a lo largo de la mañana y los servicios de emergencia realizaron una salida detrás de otra para achicar agua, retirar ramas de árboles de la calle, señales, cristales y precintar algunas viviendas para impedir el paso de personas por delante de ellas ante el peligro de que hubiese desprendimientos de cornisas, o tejas.