Pilar Crevillent, a la derecha de la foto, fue asesinada por su compañero sentimental el pasado día 1.

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Jaime, el hijo mayor de Pilar Crevillent, la mujer que fue asesinada por su compañero sentimental el día 1 en s'Arenal de Llucmajor, recibió el alta médica el pasado jueves. El joven, de 21 años de edad, lleva el brazo en cabestrillo, porque recibió el disparo en el hombro. A pesar de la gravedad de las heridas que ha sufrido, ayer señaló que «me encuentro bien». Jaime no quiso profundizar sobre lo ocurrido aquella noche en su domicilio. Sin embargo, señaló que «mi deseo es que el hombre que asesinó a mi madre se pudra en la prisión». Domingo Pozo, el presunto asesino, había sido el compañero sentimental de su madre, que se sentía acosada por el individuo, que no aceptaba que ella diera por terminada la relación sentimental. El joven confirmó el temor que sentía su madre.

Jaime se mostraba satisfecho porque anoche su hermano menor, que también resultó herido de gravedad en el incidente, abandonó la Unidad de Cuidados Intensivos de Son LLàtzer y fue trasladado a una habitación de planta. José, el otro hijo de Pilar Crevillent que también recibió el impacto del disparo en el estómago, ya se encuentra fuera de peligro, según confirmaron los médicos a la familia, y ha logrado superar momentos muy críticos en los que incluso se temió por su vida. «Estoy contento porque mi hermano se encuentra mejor», señaló Jaime, que anoche se encontraba acompañado de varios familiares esperando a que José fuera trasladado a la habitación para poder hablar con él.

El joven también confirmó que había mantenido una pelea con Domingo Pozo y que le había denunciado. Precisamente es la misma denuncia por amenazas y agresiones que en el mes de marzo de 2002 Pilar Crevillent presentó contra su ex novio. La juez dictó una orden de alejamiento. Sin embargo, 40 días más tarde la mujer acudió al juzgado para retirar la denuncia y para solicitar que se dejara sin efecto la orden de alejamiento. A pesar de que la mujer se sentía acosada por Domingo, que solía acudir a su encuentro para molestarla.