El Consejo General del Poder Judicial ha expedientado a una jueza
de Mallorca, cuyo último destino en la Isla fue el Juzgado de lo
Penal número 5 de Palma, por la situación caótica en la que se
encuentra en estos momentos la oficina judicial. El expediente se
debe al retraso injustificado en dictar sentencia de los casos que
juzgaba. Hace pocas semanas la juez, Begoña Guarda Laso, fue
trasladada a petición propia a un juzgado de Zaragoza. Sin embargo,
abandonó el juzgado de Palma sin resolver los casos que tenía
pendientes. En estos momentos se tiene constancia de que todavía no
ha dictado sentencia en más de 50 casos que ella misma juzgó.
Este no es el primer expediente que se tramita contra esta
jueza. En su anterior destino, que fue el tribunal de la Sección
Cuarta de la Audiencia de Palma, ya fue investigada por la
inspección del CGPJ por el retraso que se llegó a acumular en el
juzgado. La juez tardaba una media de un año desde la fecha en la
que se celebraba la vista hasta el momento de dictar sentencia. El
problema se resolvió con el apoyo de varios jueces, que se
encargaron de resolver las apelaciones que quedaban pendientes en
la Sala. Esta situación se ha repetido ahora en el Juzgado de lo
Penal número 5 de Palma, aunque en este caso la situación es mucho
peor, ya que debe ser la jueza Begoña Guarda Laso la que dicte la
sentencia de las vistas que ella ha celebrado. Han sido muchos los
abogados que se han quejado por escrito por el excesivo tiempo que
tardaba esta jueza en dictar sentencia. Los letrados consideraban
que era imposible que la jueza pudiera acordarse de los detalles de
un juicio que había celebrado un año antes, por lo que muchas de
las sentencias que dictaba eran después anuladas por la Audiencia.
Uno de los casos más graves fue una condena a un policía local de
Palma por lesiones en un juicio en el que se había retirado los
cargos contra el agente. También la Audiencia ordenó a esta jueza,
hace más de un año, que volviera a dictar otra sentencia sobre el
desalojo de un grupo de 'okupas', porque se había equivocado en los
nombres de los perjudicados y había incluido a personas que no
vivían en este edificio.
Varias fuentes han señalado a este periódico que la magistrada
ha sufrido problemas familiares. Sin embargo, en medios jurídicos
de Palma se considera que ello no es razón suficiente para
justificar que esta magistrada tardara tanto tiempo en dictar una
sentencia, porque la ley le otorga la capacidad de adoptar
resoluciones que afectan a los derechos de los procesados. En las
últimas semanas la jueza ha enviado a Palma algunas sentencias que
había dejado pendiente. Sin embargo, se calcula que todavía faltan
más de medio centenar de resoluciones por resolver.
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