Las patrullas del Cuerpo Nacional de Policía se desplegaron por fincas de Puntiró en busca de la mujer. Foto: TERESA AYUGA

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JAVIER JIMÉNEZ-PEP MATAS
Desde primera hora de la mañana de ayer los agentes del Grupo de Homicidios organizaron, como ya habían hecho el domingo, el dispositivo de búsqueda, que se desplegó en los invernaderos ubicados a las afueras de la urbanización de Puntiró, cerca de Son Ferriol.

El helicóptero del Cuerpo también participó en el operativo, pero la niebla le restó efectividad. Las patrullas terrestres, por su parte, se movilizaron en motos y coches patrullas, y visitaron algunas fincas, donde se entrevistaron con los payeses para conocer si en las últimas horas habían detectado a gente extraña en su propiedad. En realidad, el hecho de que decenas de policías hayan buscado en el triángulo formado por Son Ferriol, Puntiró y el Pla de Na Tesa responde a ciertas informaciones recabadas por los investigadores que indican que María Isabel podría encontrarse en un descampado de aquellos parajes, en mal estado. En este sentido, parece ser que un amigo del novio marroquí de la mujer declaró a los agentes que le había ocurrido «algo muy malo» y que detrás de su desaparición se encontraba su compañero, que permanece también en paradero desconocido.

Los agentes, con todo, no descartan ninguna hipótesis, incluso una desaparición voluntaria de la mujer, pero hay piezas que no encajan. Una de ellas es que María Isabel, que es vecina de la barriada de Son Cladera, tiene dos hijos, uno de ellos de sólo 10 meses, y parece casi imposible que los abandonara, ya que según sus allegados sentía adoración por los dos pequeños. Uno era fruto de una relación anterior, y el otro nació durante la convivencia que mantenían la mujer y el individuo marroquí que ahora busca la policía. Esta relación se inició a finales del 2002 y meses después, en enero, cuando ella estaba embarazada de poco tiempo, sufrió una tremenda paliza, supuestamente a manos del magrebí. Tras denunciar los malos tratos, la joven palmesana regresó con el acusado, porque según su familia «estaba muy enamorada de él» y decidió perdonarlo.