El helicóptero del Cuerpo también participó en el operativo,
pero la niebla le restó efectividad. Las patrullas terrestres, por
su parte, se movilizaron en motos y coches patrullas, y visitaron
algunas fincas, donde se entrevistaron con los payeses para conocer
si en las últimas horas habían detectado a gente extraña en su
propiedad. En realidad, el hecho de que decenas de policías hayan
buscado en el triángulo formado por Son Ferriol, Puntiró y el Pla
de Na Tesa responde a ciertas informaciones recabadas por los
investigadores que indican que María Isabel podría encontrarse en
un descampado de aquellos parajes, en mal estado. En este sentido,
parece ser que un amigo del novio marroquí de la mujer declaró a
los agentes que le había ocurrido «algo muy malo» y que detrás de
su desaparición se encontraba su compañero, que permanece también
en paradero desconocido.
Los agentes, con todo, no descartan ninguna hipótesis, incluso
una desaparición voluntaria de la mujer, pero hay piezas que no
encajan. Una de ellas es que María Isabel, que es vecina de la
barriada de Son Cladera, tiene dos hijos, uno de ellos de sólo 10
meses, y parece casi imposible que los abandonara, ya que según sus
allegados sentía adoración por los dos pequeños. Uno era fruto de
una relación anterior, y el otro nació durante la convivencia que
mantenían la mujer y el individuo marroquí que ahora busca la
policía. Esta relación se inició a finales del 2002 y meses
después, en enero, cuando ella estaba embarazada de poco tiempo,
sufrió una tremenda paliza, supuestamente a manos del magrebí. Tras
denunciar los malos tratos, la joven palmesana regresó con el
acusado, porque según su familia «estaba muy enamorada de él» y
decidió perdonarlo.
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