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JAVIER JIMÉNEZ-PEP MATAS
Hamir Guezzar, el asesino confeso de María Isabel, tuvo la sangre fría de llamar por teléfono desde Marruecos a la familia de María Isabel, tras huida, y facilitarles detalles sobre dónde había dejado el cadáver de su novia.

Según ha podido saber este periódico, Hamir se interesó por el estado de su hijo de 10 meses, que está en un hospital de Palma con neumonía, y facilitó algunas «pistas» a la familia de su compañera, que le imploraba detalles sobre su paradero. En una ocasión apuntó a que la había «enterrado», y luego matizó que la había cubierto con plásticos, tal y como se comprobó luego. El marroquí, de 28 años, no pudo -o no quiso- concretar más detalladamente el paradero de María Isabel, y se refirió a los invernaderos de Son Ferriol, para ubicarla.

De ahí que durante casi cuatro días un total de 100 agentes del Cuerpo Nacional de Policía, Guardia Civil y Policía Local hayan 'peinado' amplias zonas de Puntiró, s'Hostalot, Son Ferriol, Santa Eugènia y Marratxí, en busca de la vecina de Son Cladera.

Por otra parte, las amigas de María Isabel comentaron ayer a Efe que Hamir solía vigilarla cuando ésta se encontraba en una cafetería cercana a su casa. Estas mujeres declararon que la joven solía frecuentar una cafetería de la cadena Forn de Campos, en donde en alguna ocasión se escondió para evitar una agresión de su compañero, y que se encuentra próxima a la residencia de la víctima en Cala Gran y la de sus padres, en Cala Mitjana, en el barrio palmesano de Son Cladera.