Estaba boca arriba, con grandes manchas de sangre, y cubierto
por unas bolsas de plástico. Este detalle no pasó desapercibido
para los investigadores del Grupo de Homicidios y podría
significar, en una hipotética reconstrucción de los hechos, que la
vecina de Son Cladera fue asesinada en otro lugar y luego el
agresor la trasladó en un vehículo hasta ese punto y la cubrió con
plásticos para no manchar los asientos. Sin embargo, tampoco se
descarta que fuera asesinada a golpes en ese camino de montaña, y,
de hecho, se han encontrado numerosas manchas de sangre en la
tierra, la hierba y las piedras que rodeaban el cadáver.
El acceso hasta el lugar donde se encontró el cadáver es posible
desde la entrada principal de Es Barranc, cuya verja estaba cerrada
pero sin el seguro, o desde los terrenos de la parte de atrás de la
finca, cerca de los invernaderos de Son Ferriol. El camino, de
tierra y piedras, es de complicado acceso, y un coche utilitario
normal tendría problemas para pasar. Lo que parece evidente, con
todo, es que el asesino de María Isabel trasladó el cuerpo en un
vehículo, porque la mujer era de elevada estatura (más de 1'70
centímetros) y de un peso considerable (más de 80 kilos).
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