Policías del Grupo de Homicidios y efectivos de la Guardia Civil
regresaron ayer al lugar donde se encontró el cadáver de María
Isabel Ferrer, en la finca es Barranc de Puntiró, en busca de algún
efecto que pudiera constituir una prueba para el caso. La zona fue
rastreada ampliamente con perros adiestrados pero al final no se
encontró nada.
En otro frente, a través de Interpol se intenta localizar a
Hamid Guezzar, al que se le supone en Marruecos pero tampoco se
descarta que pueda haber salido del país. Como ya se ha informado
en estas páginas el hombre fue quien dio las pistas para encontrar
el cadáver de la que fue su compañera, María Isabel. En Palma, la
policía continúa la búsqueda de un turismo que utilizaba Hamid, y
que podría ser con el que se desplazó con María Isabel a la finca
de Puntiró. También se intenta localizar a amigos marroquíes del
presunto asesino, que podrían haber sido encubridores del
crimen.
El magrebí estaba pendiente de una sentencia por un juicio en su
contra, y también debía ser juzgado próximamente por malos tratos a
su pareja, pero sin embargo estas circunstancias no fueron
obstáculo para que pudiera salir de la isla sin problemas el mismo
día del crimen. Para la familia de María Isabel, está muy claro que
Hamid actuó con «premeditación» y «sabía muy bien lo que estaba
haciendo», según declararon el jueves a este periódico.
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