En la imagen, Indalecio Llort junto a su madre y un hermano. Foto: ALEJANDRO SEPÚLVEDA

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Indalecio Llort está tendido en su cama, sus ojos miran aquí y allá y demuestra una sorprendente claridad mental para una persona que ha estado cuatro años en estado vegetal. Cuando entro en su cuarto me sonríe y señalando con un dedo una lámina en la que están todas las letras del abecedario construye la palabra 'amigo'. Así transcurre nuestra conversación, con este sistema y conviniendo en que si le hago una pregunta y la respuesta es afirmativa él cierra los ojos, y al contrario. Para 'abrir fuego' le hablo de fútbol y enseguida me dice que es del Barça y que ayer (domingo) su equipo marcó dos goles y ganó.

Junto a su hermano, Pepe, y un tío, Toni, le preguntamos si recuerda todo lo ocurrido la noche del 27 al 28 de febrero de 2000, cuando ingresó en el hospital en estado de coma. Indalecio cierra los ojos (si). Acto seguido le recuerdo que una patrulla del Cuerpo Nacional de Policía le dejó en la Plaza de España, después de una bronca en una croissantería. Indalecio cierra de nuevo los ojos y le pregunto qué ocurrió después.

Entonces él, con un dedo construye la frase: «Me pegaron en la cabeza y en la agresión intervinieron cuatro personas». Pregunto dónde se produjo la agresión y contesta que dentro de un coche, del cual señala el color, el modelo y otros detalles. Indalecio aclara que en la paliza no tuvieron nada que ver los policías nacionales y con el dedo compone la palabra: «Fueron ......». El hombre dice estar seguro e incluso describe con detalles muy concretos a la persona que le pegó con un objeto contundente.