Los bomberos del parque de Inca acudieron rápidamente a la finca de Binissalem. Fotos: ELENA DÁVILA

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La finca donde se registró el incendio está ubicada en la carretera de Binissalem a Biniali, a unos 400 metros del cementerio. A las diez y media de la mañana, aproximadamente, un payés de unos 70 años se encontraba quemando basura en una finca y de repente una chispa saltó hasta unas balas de paja, ubicadas a unos 20 metros.

El fuego, entonces, se le fue de las manos y las balas de paja quedaron envueltas en llamas, irremisiblemente. El encargado de la finca, alarmado, empezó a arrojar agua con una manguera, pero el fuego seguía avanzando y comprendió que no podía hacer nada por contenerlo, por lo que decidió pedir ayuda. La Policía Local y tres camiones de los bomberos de Inca acudieron rápidamente hasta el pajar y comprobaron que las llamaradas eran de grandes dimensiones. El payés, por su parte, había resultado con quemaduras leves en la cara, ya que se había acercado demasiado al fuego, y además presentaba dificultades respiratorias, debido al humo tóxico que había inhalado. Así pues, fue acompañado hasta el Punto de Asistencia Continuada (PAC) de Binissalem, donde los médicos le aplicaron oxígeno y le practicaron unas curas para las quemaduras leves. Su estado no era, en absoluto, preocupante, y tras recibir el alta pudo regresar a la finca.

Las tareas de extinción, mientras tanto, se prolongaron durante varias horas, ya que el fuego había calcinado o alcanzado unas 250 balas de paja. «En estos casos, lo más importante es separar y abrir las balas, porque en el interior quedan rescoldos que son los que luego reavivan el fuego», comentó uno de los bomberos. Por este motivo, mientras unos efectivos utilizaban palas para mover la paja, otros la rociaban con agua. El incendio, además, afectó a un alternador y estuvo a punto de alcanzar a un tractor estacionado en las proximidades, aunque el payés pudo retirarlo a tiempo y el vehículo no sufrió daños.

A mediodía, la mayoría de los bomberos del parque de Inca que habían actuado en los primeros momentos se marcharon de vuelta a su base, pero permaneció en la finca un pequeño retén de guardia, para evitar que el fuego se reavivara y cobrara de nuevo grandes proporciones.