Ayer comenzó en la Audiencia Provincial de Palma el juicio contra
Estaban G.S., un hombre de 59 años de edad oriundo de Sant Llorenç
a quien el Fiscal atribuye el asesinato de su vecino Andreu
Pascual. Los hechos tuvieron lugar el 22 de julio de 2002 en la
finca propiedad del fallecido, situada a las afueras del pueblo. La
víctima apareció tirada en un campo de cultivo junto a las rodadas
de su tractor, que se encontraba en marcha a unos treinta metros de
distancia.
El fallecido fue enterrado al día siguiente de su deceso aunque
algunas pistas, reunidas por la Guardia Civil y surgidas a partir
de rumores de algunos vecinos, hicieron que la benemérita ordenara
la exhumación del cadáver tres meses más tarde. Los forenses
hallaron entonces síntomas de una muerte violenta, suficientes para
motivar la apertura de esta causa, que se celebra a través de
jurado popular.
Paralelamente, otro juicio intentará aclarar las
responsabilidades del juez de paz y el médico de Sant Llorenç que
certificó la muerte natural de Andreu Pascual, y a los que el
fiscal imputa delitos de cohecho y falsedad documental.
Tanto el ministerio Fiscal como la acusación particular piden 20
años de prisión contra el acusado por un delito de asesinato y una
indemnización para la familia de 100.000 euros y 250.000 euros,
respectivamente. El abogado defensor, Carlos Portalo, solicita la
libre absolución del acusado.
Según el acusado, Esteban G.S., sobre las 09:15 horas del día 22
de julio se dirigía con su coche por un camino vecinal hacia Sant
llorenç, cuando descubrió el tractor de Andreu Pascual en marcha y
parado sobre un cultivo, en una zona en cuesta. Extrañado ante tal
circunstancia, optó por parar el coche y buscar a Pascual en los
alrededores y en la propia finca. Tras un segundo reconocimiento,
descubrió un «bulto» a unos 30 metros del tractor, que al instante
identificó como el fallecido. Al lugar también acudió J.P., un
vecino del pueblo. Éste último no mantenía una buena relación con
el acusado por una discusión mantenida algunos años atrás, y desde
la cual «le tenía mucho miedo». No obstante, los dos vecinos se
dirigieron juntos hacia el cadáver y lo metieron en el maletero del
coche de Esteban.
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