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Sebastián Pol Bauzá, el hombre acusado de una docena de violaciones cometidas en Palma, acudió ayer a los juzgados de Vía Alemania para realizar una declaración indagatoria en la que se le imputaron oficialmente 12 delitos de agresiones sexuales que afectan a 15 menores.

El acusado, a quien se llegó a apodar «el sádico del ascensor» durante una de sus estancias en prisión, fue detenido el pasado mes de octubre en Palma, donde llegó a causar una verdadera «psicosis». Según reconoció él mismo, entre junio de 2001 y agosto de 2003 cometió una serie de violaciones a niñas con edades comprendidas entre 9 y 13 años.

Las agresiones sexuales se cometían en un gran número de zonas de Palma, tales como es Camp Redó, Pere Garau, Polígon de Llevant, Son Espanyolet o Platja de Palma. El violador se desplazaba hasta estos lugares en un ciclomotor y cuando había elegido a la víctima, la seguía a una distancia prudente y entraba en la finca detrás de ella. Al parecer, antes de abusar de las menores les espetaba una frase de amenaza: «Tienes cuatro opciones». Las tres primeras se referían a violaciones de formas distintas y la última era una amenaza de muerte: «O si no te cortaré el cuello». Las víctimas eran escogidas detenidamente y todo indica que Sebastián no actuaba nunca al azar. Las seguía para conocer su itinerario y se aseguraba de que fueran niñas o adolescentes, con edades comprendidas entre los 9 y los 13 años. Entonces, se colaba con ellas en los edificios y cuando entraba en el ascensor, apretaba el botón del último piso. Antes de que las víctimas pudieran reaccionar, esgrimía un cuchillo o un cúter y las obligaba a salir en dirección al último rellano de la escalera, donde normalmente se encuentra la maquinaria del ascensor.

El sospechoso llegó a reconocer que casi siempre actuaba con gafas de sol para evitar ser reconocido. En algunos casos, las menores eran obligadas a practicarle felaciones y en otros eran forzadas, bajo amenazas de muerte y esgrimiendo una navaja, a desnudarse íntegramente. El violador las sometía entonces a tocamientos en sus genitales.