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Hamid Guezzar, el presunto asesino de Isabel Ferrer, declaró ayer en la Audiencia Provincial por un delito de narcotráfico. En marzo de 2003, la Guardia Civil interceptó a Guezzar y a otros dos ciudadanos marroquíes a bordo de un taxi con pequeñas cantidades de cocaína y éxtasis. Tras un registro, uno de los agentes encontró en el vehículo un bote con 76 pastillas de éxtasis con el mismo anagrama que las intervenidas a los detenidos. Ayer, los tres aseguraron que el bote no era suyo y que ni siquiera tenían constancia de su existencia.