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El buque «Don Fernando», de la compañía Iscomar, estaba descargando contenedores en el muelle viejo del puerto y sobre las 12.45 horas dos de las depósitos colisionaron y se desparramó parte de la carga sobre el asfalto. Se trataba de ácido fosfórico líquido, muy corrosivo y que sirve como antióxido y para fabricar productos de metal y fertilizantes. La Autoridad Portuaria puso en marcha enseguida el plan de emergencias y los equipos de urgencias acordonaron la zona, para evitar intoxicaciones o quemaduras en los operarios.

Una docena de bomberos de Palma, apoyados por la Policía Local y la Policía del Puerto, arrojó una espuma sobre el líquido peligroso, e impidió que los trabajadores se pudieran acercar a ese perímetro. Como medida de precaución, los estibadores se colocaron mascarillas, para no inhalar gases tóxicos, pero afortunadamente nadie resultó afectado. La Guardia Civil también fue informada del incidente, que en un primer causó gran alarma, y un mando se personó en la zona acordonada para interesarse por lo ocurrido. Los bomberos calcularon que se habían derramado entre 400 y 500 litros de ácido fosfórico y con la espuma y los líquidos que arrojaron consiguieron neutralizar el corrosivo.

Los trabajos se prolongaron durante una hora, en medio de un intenso calor, y el resto de contenedores con ácido fue descargado del buque de mercancías sin mayores sobresaltos. Luego fueron colocados sobre el remolque de un camión para ser enviados a sus lugares de destino. Un portavoz de los bomberos explicó que «la situación estuvo siempre controlada, pero podría haber sido mucho más grave si el líquido que cayó sobre el asfalto hubiera alcanzado a algún trabajador». Otra ventaja fue que el ácido derramado no produjo emanaciones, que podrían haber sido muy tóxicas y nocivas.