Cuatro años después, el «caso Juego» tiene ya sentencia. Los cuatro
acusados en la trama para espiar al jefe de la Sección del Juego de
la Conselleria d'Hisenda han sido absueltos y ahora dos de los
procesados, el empresario del sector Ismael Martín Gago, y el
investigado privado Carlos Valencia Oliver están estudiando
presentar una denuncia por detención ilegal contra los policías que
los arrestaron.
El «caso Juego» estalló en el mes de mayo de 2000, poco después
de que José Oliver Clar, jefe de la Sección de Juego, recibiera una
llamada telefónica de una mujer en la que le alertaba de que le
estaban siguiendo. El funcionario confirmó la información y
denunció su situación ante el Cuerpo Nacional de Policía, que el
día 11 de mayo procedió a la detención de Carlos Valencia. El
detective había sido contratado, a su vez, por el dueño de la
empresa de máquinas recreativas Uninova 2000 porque se sentía
discriminado por Oliver Clar a la hora de recibir licencias. Y
Martín Gago, a su vez, había optado por espiar al funcionario,
según declaró él mismo, a instancias de José Manuel Sierra, el
concejal de Cort que por entonces era su abogado. Así las cosas,
ese mismo día fue arrestado también Arnaldo Ruiz Jiménez, un
investigador que trabaja para Valencia, y al día siguiente Martín
Gago. El cuarto de los acusados, Antonio García Pérez, es un
funcionario de la Agencia Tributaria que supuestamente pasó
información fiscal sobre Oliver Clar al resto de procesados.
En el mes de junio, cuatro años después, se inició el juicio en
la Audiencia de Palma y ahora la sentencia ha sido demoledora para
la policía, a la que recuerda que el registro en el despacho de
Valencia fue ilegal y que, por ende, las pruebas obtenidas eran
nulas. Asimismo, los jueces de la Sección Segunda consideran que
«tampoco ha quedado probada la existencia de episodio alguno de
violencia ejercida sobre José Oliver Clar». En otro punto del fallo
se recoge que «no existía causa por delito cuando se detiene a
Carlos Valencia y posteriormente consiente la entrada y registro».
El investigador no fue visitado por su letrado hasta el día
siguiente y aceptó la inspección dos horas después de su detención,
cuando sufría claustrofobia y crisis de ansiedad en los calabozos.
Martín Gago y Carlos Valencia declararon ayer a este periódico que
estaban muy satisfechos con la sentencia «porque por fin se ha
hecho justicia» y adelantaron que «ahora nos toca contratacar y
estamos estudiando con nuestros abogados denunciar por detención
ilegal a los policías que intervinieron».
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