Aún así, la instrucción sigue investigando una posible pista
terrorista, según anunció el fiscal general, Vladímir Ustinov. «Se
ha abierto un expediente y se estudian varias hipótesis, incluidas
las de terrorismo, fallo técnico y 'factor humano'», dijo Ustinov
en una reunión mantenida junto a los titulares de Seguridad,
Interior, Situaciones de Emergencia y Transporte.
En un comienzo, fuentes próximas a la investigación dijeron que
el avión que viajaba al balneario de Sochi, en el mar Negro, había
emitido una señal de alarma por secuestro, pero más tarde
precisaron que la señal fue de SOS, que puede incluir tanto un
aviso de secuestro como de problemas técnicos a bordo.
Hacia el mediodía de ayer, la búsqueda de sustancias explosivas
había dado resultados negativos, pero los artificieros seguían
trabajando in situ. A la vez, los servicios de seguridad estudian
minuciosamente las listas de pasajeros de los dos aviones
siniestrados en busca de sospechosos.
El avión Tupolev-154, de la compañía aérea Sibir, cubría la ruta
entre Moscú y el balneario de Sochi y había partido del aeropuerto
de Domodedovo (Moscú) a las 22:35 horas locales. A las 23:00 horas,
la nave desapareció de los radares y se estrelló a 138 kilómetros
de Rostov del Don con 38 pasajeros y 8 tripulantes.
La otra nave de pasajeros, el Tupolev-134, cubría la ruta
Moscú-Volgogrado y también había despegado en Domodedovo, sobre las
22:00, hora local. Una hora después, el aparato desapareció cuando
volaba sobre la localidad de Buchalki. Llevaba a bordo a 34
pasajeros y 8 tripulantes.
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