El veraneante, de 52 años, llegó a Mallorca hace algunos días,
acompañado de su esposa. Ambos se alojaban en un hotel del Port
d'Alcúdia y a eso de las cuatro de la tarde del domingo James, que
era un consumado nadador, decidió zambullirse. La situación -con
olas altas y el mar picado- hacían desaconsejable esa opción, pero
James acostumbraba a nadar casi a diario, tanto en invierno como en
verano, y no se lo pensó dos veces.
Otro turista que nadaba declaró ayer a la Guardia Civil que a
esa hora vio al británico dando brazadas en el agua y, de repente,
dejó de verlo. Como el mar estaba muy agitado no le dio mayor
importancia, pero tras un segundo vistazo comprobó que había
desaparecido por completo. Su esposa, que lo esperaba tomando el
sol en la playa, también se alarmó, pero la voz de alarma se dio a
las 18.15 horas, cuando posiblemente ya era demasiado tarde.
La búsqueda fue infructuosa y se reanudó a primera hora de la
mañana de ayer con Salvamento Marítimo, y su lancha «Cavall
Bernat», los submarinistas de los GEAS (Grupo Especial de
Actividades Subacuáticas), un helicóptero y la Cruz Roja, así como
patrullas terrestres, que continuaron rastreando la Platja de Muro.
La principal hipótesis es que el cuerpo de James haya quedado
enganchado en el fondo marino entre unas rocas, y que salga a la
superficie en las próximas horas, aunque tampoco se descarta que
las fuertes corrientes de la zona lo hayan alejado varias
millas.
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