La jefa de la Policía Local de Sant Llorenç, a la derecha, aparece muy afectada tras conocerse la muerte del agente.

TW
0

JAVIER JIMÉNEZ-PEP MATAS
Marco Antonio Moreno, un policía local de Sant Llorenç, de 28 años, y su amigo Pedro Nadal, un vecino de aquella localidad y de la misma edad, desaparecieron ayer por la mañana en la cueva de La Catedral, en Cala Agulla (Capdepera). El primero de ellos, tras horas de angustia, fue hallado muerto por la tarde y el otro buzo seguía al cierre de esta edición desaparecido. Hoy a primera hora se reanudará la búsqueda.

Un grupo de seis jóvenes llegó a la cueva poco antes del mediodía, provistos de bombonas de oxígeno y trajes de neopreno. Su intención era recorrer la cueva de La Catedral, de unos 80 metros de largo y 15 de profundidad, y cuyo acceso es por mar. En la cabeza de la expedición iban Marco y Pedro, seguidos del resto de submarinistas. Cuando los dos primeros se metieron en el agua, dentro de la cavidad, levantaron sin darse cuenta el lodo del fondo, lo que dejó sin visibilidad a los otros cuatro. Los jóvenes trataron de advertirles de que no podían seguir, pero Marco y Pedro no se dieron cuenta y continuaron. Lo que pasó después es todavía un enigma. Sin embargo, todo parece indicar que los dos buzos se pusieron nerviosos al comprobar que el agua estaba tan turbia y de que estaban solos, y luego no encontraron la salida. Sus compañeros dieron la señal de alarma al centro de emergencias del 112 y aseguraron que hacía más de 20 minutos que debían haber salido.

De hecho, ya no les quedaba oxígeno y la única esperanza es que hubieran podido llegar a una bolsa de aire que había al final de la cueva. A primera hora de la tarde los submarinistas de los GEAS (Grupo Especial de Actividades Subacuáticas) de la Guardia Civil empezaron la búsqueda. Los especialistas, provistos de linternas y cuerdas para no perderse, registraron palmo a palmo la cueva, hasta que localizaron ya sin vida a Marco Antonio. La caída de la noche impidió que siguieran con el operativo, y los buzos tuvieron que retirarse hasta hoy, cuando está previsto que se reanude la búsqueda del otro desaparecido. Las esperanzas de encontrar con vida del joven son muy escasas.

El cuerpo sin vida del policía local, que estaba casado y tenía un hijo de dos años, fue trasladado hasta el puerto de Cala Rajada, y de ahí al tanatorio de Capdepera. Antonia Barceló, jefa de la Policía Local de Sant Llorenç, se personó rápidamente en el muelle, para interesarse por lo ocurrido. El alcalde de aquella localidad, Mateu Puigrós, también se desplazó hasta cala Rajada para seguir de cerca el dispositivo, así como familiares y amigos de los submarinistas, que estaban completamente desolados.