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«Han pasado siete meses desde la muerte de nuestra hija y estamos como el primer día, no sabemos qué pasó». Verónica Frumento tenía 33 años, hacía ocho que estaba internada en el Hospital Psiquiátrico de Palma y falleció el pasado 8 de abril. La autopsia determinó que murió por ingesta de cáusticos. Sus vísceras se enviaron al Instituto Toxicológico de Barcelona para analizar, pero los familiares no han tenido ninguna respuesta desde entonces y siguen sin explicarse «qué pudo pasar». El caso está en manos del Juzgado de Instrucción número 11 de Palma.

«Verónica tenía una conducta problemática y debido a ésto, el último mes de su vida la dirección del psiquiátrico le había puesto vigilancia personal continua de día, pero de noche la ataban a la cama porque no había presupuesto», explican sus padres. El último fin de semana de cada mes podía dormir en casa de sus padres y también tenía permisos para salir en días festivos.

El seis de abril los padres de Verónica salieron a pasear con ella. «Estuvimos en la Feria del Ram, a ella la conocían en una caseta y le hacían mucho caso. Verónica se comportó muy bien y la devolvimos al Psiquiátrico en perfecto estado de salud física. Ya en el hospital su comportamiento fue el habitual, cenó bien y tomó su medicación», agregan los padres.

A las 12.30 horas del día siguiente Verónica fue trasladada a urgencias de Son Dureta, donde ingresó en estado de shock irreversible. «Los médicos nos explicaron que su estado era muy grave y le quedaban pocas horas de vida. A la mañana siguiente falleció», explica la familia. La autopsia practicada al cadáver dio los siguientes resultados. Como causa inmediata del fallecimiento: «insuficiencia cardiorrespiratoria aguda». Causa intermedia: «shock tóxico». Y causa fundamental del fallecimiento: «peritonitis aguda por ingesta de cáusticos».