Domingo Pozo, el acusado de matar a tiros a Pilar Crevillent el 1
de enero de este año y de herir a dos de sus hijos gravemente en
s'Arenal, aseguró ayer que no recuerda nada de lo sucedido. En el
juicio en su contra que comenzó ayer en la Audiencia de Palma, Pozo
declaró: «abrí la puerta y todos se abalanzaron sobre mí. Alguien
me dio un puñetazo y entonces me quedé sin sentido. Era como estar
dentro de un sueño. Cuando volví a la realidad, estaban todos
tirados en el suelo, heridos».
El acusado, que había mantenido una relación sentimental con
Pilar Crevillent durante tres años, aseguró que no pudo aceptar la
ruptura de la relación en diciembre de 2003 y que se pasó las
navidades «bebiendo todo lo que podía y más». También afirmó que se
había vuelto adicto a la cocaína y que el 1 de enero estaba «muy
borracho y colocado». Sobre las 16.30 horas de ese día decidió
cerrar el bar que poseía en sa Indioteria, comió algo y acudió al
domicilio de Pilar.
Precisamente, Pozo introdujo en su declaración una nueva
explicación para justificar su visita a la casa de Pilar Crevillent
en s'Arenal de Llucmajor. En concreto, aseguró que quería contarles
a todos «el gran secreto», consistente en que el primer marido de
Pilar Crevillent, fallecido en 1997, se había suicidado. Según
Pozo, ese «secreto» era conocido únicamente por la fallecida y su
hijo Jaime, quien «utilizaba» ese dato para convertirse en el
«jefe» de la casa, amenazando a su madre con contárselo a los
demás. Pozo admitió luego que no mantuvo nunca una buena relación
con el hijo. En su narración, el acusado indicó que llevó la
escopeta hasta el domicilio de la víctima con la única intención de
suicidarse tras contar el «gran secreto» a los hijos. Una vez en el
rellano, la cargó, y abrió la puerta con unas llaves.
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