Dada la gravedad del siniestro, hasta aquella dirección se
desplazaron bomberos de los parques de Manacor y de Artà, que
trabajaron sin interrupción hasta las 13.00 horas. La Policía Local
de Sant Llorenç y la Guardia Civil comprobaron que no había nadie
en el interior y la Policía Judicial se hizo cargo de la
investigación para determinar qué había ocurrido. En este sentido,
no se descarta ninguna hipótesis, incluso la de un fuego
intencionado. En los primeros momentos se especuló con que una de
las puertas de acceso al establecimiento hotelero había aparecido
abierta, pero durante la inspección ocular tampoco se hallaron
indicios claros en esta línea. En cualquier caso, las fuentes
consultadas indicaron que otra posibilidad que se contempla es la
de un cortocircuito.
Los daños ocasionados por el fuego y el humo fueron cuantiosos.
La mayor parte del material apilado -sobre todo sillas y mesas-
quedó carbonizado y el forro de madera que cubría paredes y pilares
también se chamuscó. El techo de toda la planta baja quedó cubierto
por una capa de negro hollín y parte de la pintura y el yeso se
desprendieron. Las grandes vidrieras de ese piso también se
rompieron y los bomberos tuvieron que abrir las ventanas de las
alturas superiores para que se ventilaran las escaleras y los
pasillos.
La inspección ocular que llevó a cabo la Policía Judicial de la
Guardia Civil fue minuciosa y se localizó el foco donde se había
iniciado el siniestro. Precisamente en ese tramo fue donde los
daños fueron mayores. Un portavoz del parque de Manacor opinó que
el fuego pudo iniciarse de madrugada, pero al estar cerradas
ventanas y puertas se fue extendiendo de forma muy lenta. El
propietario del establecimiento hotelero fue informado del incendio
y se desplazó hasta allí para conocer de primera mano lo ocurrido.
El valor de los desperfectos no ha sido cuantificado, pero es muy
elevado.
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