La Delegación del Gobierno mantiene, no obstante, que la causa
de la muerte pudo ser la inhalación de gas y precisó que la Policía
Judicial investiga cómo se produjo el escape.
Los fallecidos, cuyos cuerpos fueron encontrados alrededor de las
cuatro de la tarde, formaban parte al parecer de un grupo de unas
50 personas que se congregaron en el albergue municipal de «Ermita
de san Cristóbal» para celebrar el 50 cumpleaños de un vecino de
Herbés, un municipio próximo. Terminada la fiesta, la mayoría de
los participantes, que habían llegado desde diferentes pueblos de
la comarca de Els Ports, regresaron a sus domicilios, aunque 18
personas -las que fallecieron- se quedaron a dormir en el albergue.
Otros dos jóvenes que dormían en una habitación contigua a la
del trágico suceso, lograron salvar la vida y, según el centro de
Emergencias, su estado de salud era bueno.
El albergue de San Cristóbal es propiedad del Ayuntamiento de
Todolella, de tan sólo 136 habitantes, y está ubicado en un antiguo
edificio del siglo XV. El acceso al mismo fue cortado ayer por la
Policía Judicial, sin que pudieran acceder al lugar ni los
familiares de las víctimas ni los medios de comunicación. Mientras
tanto, los familiares fueron trasladados al polideportivo de la
localidad a la espera de noticias, donde fueron asistidos por tres
psicólogos enviados por la Generalitat.
El ministro de Administraciones Públicas, Jordi Sevilla, ha
suspendido los actos que tenía previsto para hoy en su agenda, y se
desplazó a Todolella para transmitir el apoyo del Gobierno y las
condolencias del Presidente, José Luis Rodríguez Zapatero, a los
familiares de las víctimas. Por su parte el presidente de la
Comunidad Valenciana, Francisco Camps, nada más conocer el trágico
suceso emprendió viaje a esta localidad. Además, el Partido Popular
de la Comunidad Valenciana ha suspendido todas sus actividades
previstas para hoy.
La muerte de 18 jóvenes en Todolella es el peor suceso de ese
tipo ocurrido en España en, al menos, los últimos quince años.
Desde 1990 y hasta hoy, el accidente más grave en España por
causas similares fue el registrado en octubre del 2000, en el
madrileño barrio de San Blas, cuando un matrimonio y sus tres hijos
fallecieron en su domicilio por inhalación de monóxido de carbono,
debido a la mala combustión de un calentador.
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