Las autoridades atribuyen a Rader al menos diez crímenes entre 1974 y 1991.

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EFE-EE UU
Dennis Rader, sospechoso de ser el asesino en serie «BTK» y vinculado por las autoridades a EEUU al menos a diez crímenes entre 1974 y 1991, ha sido detenido por la policía después de más de tres décadas de búsqueda infructuosa.

Rader, un antiguo supervisor municipal de Park City (Kansas), fue detenido en la noche del pasado viernes en su casa en los suburbios de esa ciudad, donde vivía junto a su esposa y aparentemente con dos hijos mayores de edad. Sus vecinos se llevaron la gran sorpresa el sábado al conocer por la televisión que en el barrio supuestamente ha permanecido desde la década de 1970 un presunto asesino, cuya detención fue anunciada por la policía de Wichita (Kansas) como un gran triunfo tras 31 años de búsqueda.

El jefe de policía de Wichita, Norman Williams, y la Oficina Federal de Investigaciones (FBI), además del fiscal general de Kansas, Phill Kline, confían en que haya quedado resuelto el misterio de la cadena de asesinatos que empezó en esa ciudad en enero de 1974 con el estrangulamiento de un hombre, una mujer y sus dos hijos en el interior de su vivienda. A esos homicidios siguieron el acuchillamiento de una mujer en abril de ese mismo año y la muerte por estrangulamiento de otras dos mujeres jóvenes en 1977, según el diario «Wichita Eagle». «BTK» tomó este apodo de las iniciales de las palabras en inglés «bind» (vendar), «torture» (torturar) y «kill» (matar), que era lo que hacía con sus víctimas.

Las autoridades volvieron a tener noticias del asesino en serie nueve años después de los dos homicidios de 1977, cuando en 1986 fue asesinada otra mujer joven. Los fiscales también tratan de establecer vínculos de «BTK» con la muerte de otras dos mujeres mayores de edad que fueron secuestradas de sus casas y estranguladas en 1985, y una más en 1991. «BTK» envió varias cartas a los medios de comunicación y a la policía en la década de 1970 sobre los crímenes y no se volvió a saber de él hasta el pasado marzo, cuando restableció el contacto con una nueva misiva referente a uno de los asesinatos, cometido en 1986.

Desde entonces, el asesino envió al menos ocho cartas a la prensa o a la policía, así como tres paquetes con joyas que se creen pertenecieron a sus víctimas.

Una de las misivas contenía el permiso de conducir de una de las víctimas, Nancy Fox.

Esas cartas y otras pruebas que no fueron divulgadas llevaron a los agentes a intensificar la búsqueda y al arresto del sospechoso, después de 31 años de investigación.