Consuelo Aroca Beltrán tenía 51 años y era taxista de profesión,
aunque en la actualidad estaba de baja laboral por unos problemas
en las cervicales. El lunes por la noche, a las 21.30 horas,
preparó la cena a Vicente, su esposo, y ambos se sentaron delante
del sofá de su chalet, ubicado en el Camí des Palmer, en las
afueras de Llucmajor. Minutos antes la mujer había hablado con Juan
Manuel, su yerno, y estaba en perfecto estado. Tras beber de un
vaso de agua la señora empezó a sentirse mal y se dirigió a la
cocina: «Todo fue muy rápido. Volvió y cayó sobre el sofá, con el
rostro agarrotado. Le hice el boca a boca para intentar reanimarla,
y luego empecé a sentirme mal yo», contó Vicente, el marido.
Los servicios sanitarios del 061 fueron informados del supuesto
caso de envenenamiento y varias ambulancias se desplazaron hasta la
parcela número 289. La Policía Local de Llucmajor también se
movilizó para orientar a los equipos de emergencia, ya que el
acceso a la finca es complicado. Cuando los funcionarios llegaron
había un tercer intoxicado, un vecino llamado Manolo.
El hombre había acudido en auxilio de la familia y mientras
esperaba la llegada de la ambulancia bebió de la misma agua que
Consuelo Aroca. «Me quemaba la garganta y me desmayé. Tuve vómitos
y diarreas y todavía hoy por la mañana tengo molestias en la
garganta», explicó el vecino, que tuvo que ser atendido por los
sanitarios y luego se recuperó. Por la dueña de la casa,
desgraciadamente, no se pudo hacer nada y un médico certificó su
fallecimiento, pasadas las diez y media de la noche.
Sus familiares insistieron ayer en que «tuvo que ser el agua que
bebió. Pero lo más raro es que era embotellada. Si fuera agua del
pozo que tenemos sería más normal que pudiera estar intoxicada,
pero al ser de una botella cerrada y comprada en un supermercado
nos llama todavía más la atención». La Policía Judicial de la
Guardia Civil de Llucmajor, apoyada por especialistas de la
Comandancia de Palma, permaneció hasta la madrugada investigando, y
se llevó los dos vasos de agua que había sobre la mesa, frente a la
televisión, y también la botella de dos litros. En las próximas
horas se llevarán a cabo los análisis para determinar si el líquido
fue manipulado de alguna manera o para descatar esta hipótesis.
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