Francisco Javier Gallego Muñoz, de 22 años, conducía su vehículo
Rover 120 con placas de matrícula PM-7548-BL y a las 21.25 horas
enfiló un tramo recto de la carretera de Manacor a Vilafranca.
Junto a él iba su amigo Eugenio Paredes García, de 19 años.
A la altura del kilómetro 45-100 el turismo perdió el control y
entró a gran velocidad en el sembrado de una finca. Durante 300
metros volcó y se golpeó sin control, y al final el automóvil quedó
destrozado e irreconocible, con los dos jóvenes malheridos en el
interior. Otros conductores que presenciaron de forma parcial la
salida de vía se pusieron en contacto con los servicios de
emergencia, a través de sus teléfonos móviles, y varias ambulancias
acudieron hasta ese tramo de la carretera de Manacor. También el
subsector de Tráfico de la Guardia Civil y la Policía Local se
desplazaron hasta los terrenos donde permanecía el amasijo de
hierros. El estado de Eugenio Paredes era crítico: se debatía entre
la vida y la muerte y los médicos decidieron que era demasiado
arriesgado evacuarlo en ambulancia hasta Son Dureta. Lo llevaron
sin demora al hospital de Manacor, ubicado a pocos kilómetros, y
allí se confirmaron los peores temores. Los facultativos no
pudieron hacer nada por él y el joven falleció.
Su compañero tuvo más suerte e ingresó en Son Dureta en estado
grave, con golpes y fracturas en distintas partes del cuerpo. Los
agentes de la Guardia Civil inspeccionaron la finca donde
'aterrizó' el turismo y llegaron a la conclusión de que el Rover
circulaba a una velocidad considerable. Francisco Javier Gallego y
Eugenio Paredes eran vecinos de Porto Cristo y hacía años que eran
amigos.
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