La autopsia realizada al cadáver reveló que Andrés Moyá fue
asesinado. Según los forenses, a la víctima le inyectaron grandes
cantidades de cocaína, lo que provocó su fallecimiento. El cadáver
presentaba varias particularidades, entre ellas que llevaba una
mordaza, tenía la cabeza tapada por la camiseta y a su alrededor se
le había hecho un nudo con una cuerda. Además, en los genitales le
colocaron un puñado de paja, recogida de unas balas que había en la
zona agrícola. En uno de los bolsillos del pantalón se hallaba la
carta, un diez de corazones, y en el otro un producto laxante.
Fue el encargado de la finca Bandris Vell quien, al advertir un
intenso hedor, se acercó hasta el lugar y halló el cadáver de un
hombre, boca abajo y con una camiseta rodeándole la cabeza. El
Cuerpo Nacional de Policía se hizo cargo de las investigaciones y
barajó la posibilidad de que se tratara de una muerte violenta.
Además, en el interior de uno de sus bolsillos se descubrió una
carta de póker, lo que daría fuerza a la hipótesis de un ajuste de
cuentas debido a un asunto de drogas. De hecho se descubrió que
apenas un par de días antes de fallecer, Andrés Moyá acababa de
llegar de Colombia transportando droga en su organismo.
Otro detalle es que el cinturón estaba por fuera de las hebillas
del pantalón, posible señal de que fue utilizado para transportar
el cadáver. En el hospital de Manacor se efectuaron pruebas
radiológicas y se descartaron lesiones internas o presencia de
proyectiles. El nudo de la cuerda fue efectuado por una persona
diestra y la cuerda fue recogida de una de las balas de paja.
También se descubrió que los extremos de la misma no fueron
cortados sino quemados y la mordaza no fue la causa de la muerte
por asfixia, sino que ésta se debió a una sobredosis de cocaína en
el organismo.
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