El cuerpo sin vida de Francisca de Frías quedó tendido sobre la calzada, delante de su hotel.

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La localización del titular del vehículo implicado en el atropello mortal era sólo cuestión de tiempo. El Seat Ibiza de color azul con placas de matrícula IB-2923-DH apareció abandonado en una calle de Llucmajor, abierto, y desde ese momento todas las pesquisas se centraron en el titular del turismo, que resultó ser Javier Àlvaro A., un joven de 29 años residente en Palma. Ayer por la mañana, los agentes de la Policía Local se presentaron en el domicilio del joven y le pidieron una explicación sobre el hecho de que su automóvil apareciera abandonado en la calle Miquel Costa i Llobera tras un atropello mortal. Cabía la posibilidad de que el conductor hubiera sostenido que le habían robado el coche, pero no fue así y el muchacho no quiso declarar. Los investigadores, entonces, decidieron trasladarlo al cuartel de San Fernando para proceder a su interrogatorio. Las fuentes consultadas explicaron que el sospechoso podría ser acusado de un delito de omisión del deber del socorro.

El fallecimiento de Francisca de Frías Notario, una madrileña de 78 años, aconteció el viernes al mediodía, cuando cruzaba la carretera militar de s'Arenal en compañía de su esposo, de 85 años. Un Seat Ibiza irrumpió a gran velocidad en un tramo recto y dejó una frenada de 19 metros sobre el asfalto, en un intento desesperado del conductor por detenerse a tiempo. Sin embargo, arrolló a la pareja y la señora murió casi en el acto. Eduardo Sopeñas Heras sufrió lesiones no muy graves y fue evacuado hasta el hospital de Son Llàtzer. El viernes por la noche sus hijos llegaron a Mallorca procedentes de Madrid y se llevaron consigo a su padre, que ya tenía el alta médica. La Policía Local de Palma, con todo, siguió investigando y llegó a la conclusión de que el Seat Ibiza fugado circulaba a una velocidad muy superior a los 50 kilómetros por hora que se permite en aquel tramo. La Policía Local de Llucmajor, la Guardia Civil y el Cuerpo Nacional de Policía colaboraron en el gran dispositivo que se montó para localizar al piloto fugado. Cuando se halló el coche, sin el «puente» hecho, el cerco se fue estrechando.

La turista del Imserso y su esposo habían llegado a Mallorca con un grupo de personas de la tercera edad y se alojaban en el Hotel Alejandría, precisamente en la carretera militar, donde se produjo el atropello mortal. Cuando el cuerpo sin vida de Francisca de Frías quedó tendido sobre la calzada, frente al establecimiento hotelero, numerosos compañeros y compañeras de viaje quedaron tremendamente conmocionados. El traslado al hospital de su esposo, herido, añadió más dramatismo, aunque afortunamente el varón ya ha recibido el alta.