El próximo jueves está previsto que se celebre en la Audiencia de
Palma el juicio contra Sebastián Pol Bauzá, acusado de abusar
sexualmente de una menor de 12 años en enero de 2000 y de agredir
sexualmente a otras 14 niñas o chicas entre febrero de 2002 y
agosto de 2003 en Palma. Por todos los delitos el fiscal pide para
el una pena de 103 años de prisión, además de cuantiosas
indemnizaciones. Este juicio volverá a poner sobre la mesa el
debate sobre las medidas que deben adoptarse contra delincuentes
sexuales reincidentes. El procesado ha admitido haber cometido
parte de los delitos y ha solicitado la castración química.
Sebastián Pol, de 44 años de edad, fue detenido en 1987 por
cometer agresiones sexuales e ingresó en prisión. En julio de 1990
se celebró el juicio en su contra en la Audiencia de Palma, que le
impuso una condena de 69 años de cárcel, al declararlo culpable de
16 delitos de abusos deshonestos y de cuatro violaciones.
El violador estuvo preso en Palma y en Herrera de la Mancha
desde 1987 hasta el año 2000, cuando quedó en libertad. En aquella
ocasión, las víctimas lo bautizaron como el «sádico del
ascensor».
Sebastián Pol abordaba a las víctimas en los ascensores cuando
se dirigían a sus domicilios, las obligaba a desnudarse y abusaba
de ellas. El caso creó una gran alarma social.
La sentencia dictada en su contra el 27 de julio de 1990
afirmaba que Sebastián Pol no padecía «enfermedad mental alguna» y
que únicamente tenía «un comportamiento sexual desviado» que no
disminuía su imputabilidad. Además afirmaba que «su impulso sexual
desviado no es irrefrenable, sino selectivo, de modo que su
inteligencia domina su voluntad y sólo cede al impulso en la medida
en que sabe que su acción no le va a causar peligro o problema
alguno y permanece dominante durante todo el desarrollo del hecho,
no dudando en interrumpirlo, en cualquier estado, al advertir, de
modo finísimo, cualquier peligro». «Sus actos son, en definitiva,
conscientes y voluntarios», continúa la sentencia.
Por ello, el tribunal le impuso una pena de 23 años de cárcel
como responsable de 16 delitos de abusos deshonestos y 46 años de
prisión por cuatro violaciones, cometidas entre junio de 1985 y
agosto de 1987. Las víctimas fueron 18 niñas y dos mayores de edad.
Por entonces, Sebastián Pol Bauzá tenía 29 años de edad.
En enero de 2000 volvió a saltar la alarma en Palma, cuando una
niña de 12 años fue abordada en el ascensor de una vivienda por un
hombre que le tocó un pecho. La policía inició una investigación a
raíz de estos hechos. Sin embargo, no fue hasta febrero de 2002
cuando se empezaron a suceder las agresiones a niñas en Palma.
El fiscal acusa a Sebastián Pol Bauzá de ser el autor de los
abusos de enero de 2000 y de las agresiones sexuales que se citan a
continuación. A principios de febrero de 2002 abordó a la vez a dos
niñas de 11 años, amenazándolas con darles un puñetazo si no se
quitaban los pantalones, y a una de ellas le llegó a introducir un
dedo en la vagina. A principios de junio, la víctima fue una chica
de 17 años. Según el fiscal «la amedrentó con una navaja de grandes
dimensiones para satisfacer sus instintos sexuales», sin lograrlo
ya que tuvo que huir porque la joven gritó. A finales de ese mismo
mes, «abordó», a una niña de 11 años y a otra de 10 y realizó a
«ambas varios tocamientos libidinosos en sus pechos y genitales». A
mediados de septiembre hizo lo mismo con una chica de 10 años y un
mes después la víctima fue una menor de 11 años de edad.
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