Agentes de la Policía Local hallaron los tres cuerpos sin vida
alrededor de las 8.30 horas en un piso ubicado en el número 62 de
la calle Pablo Picasso, tras una llamada telefónica realizada por
un vecino, quien había escuchado «un fuerte alboroto, con
gritos».
Tres horas más tarde, la policía detuvo al marido de la mujer y
padre de los pequeños, J.M.M., como supuesto autor del triple
crimen.
El detenido, cuya profesión está relacionada con labores de
asfaltado, carece de antecedentes policiales, nunca había sido
arrestado por malos tratos en el ámbito familiar, ni estaba sujeto
a ninguna medida judicial de alejamiento.
Los cadáveres de la mujer y del hijo mayor se encontraban
tendidos sobre la cama de la habitación del matrimonio, mientras
que el del menor de 2 años estaba en el interior de una cuna,
situada en otro dormitorio, indicaron fuentes próximas a la
investigación, que señalaron que los agentes hallaron el martillo
con el que presuntamente fueron golpeados.
Después de, supuestamente, cometer el triple crimen, el hombre
acudió con la cara y las manos manchadas de sangre a la casa de su
hermano, a quien relató lo sucedido, y, minutos después, ambos se
dirigieron al domicilio donde habían ocurrido los hechos. Al
contemplar los cadáveres, el hermano empezó a increparlo e
insultarlo con frases de «asesino, asesino», lo que desembocó en
una pelea entre ambos «a puñetazos».
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