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El hombre de 52 años de edad que el pasado martes se hizo el harakiri en la calle Joan Crespí, en Palma, sufría manía persecutoria. De las investigaciones policiales que se han llevado a cabo se descarta de manera rotunda la intervención de otra persona en la muerte. Antes de ocurrir los hechos el hombre dejó una nota manuscrita. El fallecido tenía familia y padecía una enfermedad depresiva. Los hechos ocurrieron alrededor del mediodía del pasado martes. El hombre entró en un bar, se dirigió a la cocina y cogió un cuchillo. Después salió a la calle perseguido por el cocinero, de nacionalidad china, que en primera instancia intentó evitar que el hombre se apuñalara. Pero éste consiguió su objetivo. Tras darse una primera puñalada en la zona del estómago se apoyó en la pared y siguió clavándose el cuchillo, se tambaleó unos cuatro metros y después cayó al suelo como fulminado, muriendo a los pocos segundos.