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PEP MATAS/JAVIER JIMÉNEZ
La mujer cuyo cadáver fue hallado por unos obreros en La Bonanova la mañana del pasado 30 de junio tenía alrededor de 40 años de edad, y no entre doce y dieciseis como se dijo en principio. Según los primeros datos de las investigaciones que se llevan a cabo, los especialistas han determinado también que el cadáver presentaba dos fracturas en sendas costillas y un agujero en la parte frontal del cráneo.

Las fracturas pudieron producirse tras la muerte, y en cuanto al agujero lo más probable es que se produjera por la piqueta de los obreros al remover la zona. Las causas del fallecimiento no están claras, puesto que todavía se está a la espera de los resultados de análisis de restos que se enviaron a un laboratorio del CNP en Madrid. En cualquier caso, a simple vista el cadáver no presentaba síntomas de un asesinato o de haber sido víctima de una violencia extrema. La mujer fue enterrada en los bajos de lo que había sido el Hotel Augusta entre cinco y diez años atras, y los expertos se decantan más hacia los diez que hacia los cinco.

Otro dato de importancia es, como se informó en estas páginas, que junto al cadáver había un vestido y unas medias. El vestido es de un tejido que suele utilizarse de entretiempo, y las medias de un diseño característico. A partir de estos datos la policía ha canalizado las investigaciones hacia denuncias de personas desaparecidas de la edad citada.

En principio no hay pistas concretas y la única denuncia de desaparición en diez años de margen en Mallorca, que no está todavía aclarada, es la de una mujer cuyo caso se conoció en junio de 1998, y del que se supo después que pudo haber 'desaparecido' a finales de 1996. La citada mujer residía en Cala Major, donde regentaba un negocio. En cualquier caso esa una mera hipótesis todavía sin ningún tipo de fundamento. El cadáver hallado en la calle Corb Marí de La Bonanova fue enterrado a diez centímetros de la superficie, y después quedó cubierto por escombros de una obra del piso superior.